La escuela criminológica positivista

Dedicamos este libro, porque hasta ahora sois casi los únicos que habéis reconocido públicamente la importancia de un propósito que tiende a elevar el derecho penal desde el silogístico apriorismo jurídico a la fecunda amplitud de una ciencia social que busca las causas naturales y los eficaces remedios de la criminalidad, tan grave en nuestro país. Y os lo dedicamos también porque, en vuestro sentir, mientras entrevemos abrirse un nuevo campo donde pueda discutirse esta reforma y realizarse en todo o en parte, saludamos, sin embargo, la desaparición de aquella densa niebla de prejuicios que envolvió hasta ahora nuestras doctrinas, culpables nada más que de haber preferido también a los infecundos y peligrosos senderos de la metafísica el ancho camino de las investigaciones positivas y de sus inducciones más seguras en el estudio de los delitos y de las penas.

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